viernes, 6 de junio de 2014

SIGLO XX


El 22 de septiembre de 1910, el Presidente Porfirio Díaz inauguró la Universidad Nacional de México, materializando la propuesta que Justo Sierra había realizado desde 1881. El propósito de esta institución era el de preparar un porvenir para el pueblo mexicano con un principio educador y científico.

Tras la huelga de la Universidad, el 28 de mayo de 1929 el Presidente Emilio Portes Gil otorgó la autonomía a la universidad, donde se acordó que la esta puede decidir libremente sus programas de estudio, sus métodos de enseñanza y los fondos serán administrados por las misma, siendo los recursos proporcionados por el gobierno federal, con lo que el Presidente de la república tenía derecho a vetar las resoluciones del Consejo en algunos campos.[12] Además autorizó la construcción de Ciudad Universitaria. El primer rector fue Joaquín Eguía Lis.

Queda en disputa si la UNAM o la Universidad Pontificia de México, sea la heredera de la Real y Pontificia Universidad de México.

Al subir al poder Manuel Ávila Camacho inicia una nueva etapa en la vida nacional de México, ya con las reformas cardenistas en decadencia, el nuevo modelo de unidad nacional cobra más fuerza con la reconciliación de las clases sociales. En materia educativa se inicia con un nuevo principio denominado la escuela del amor, que deroga la educación socialista, enfatizando la unidad, la familia, los valores y la moral.

En esta misma época y como consecuencia de esta labor se funda la Escuela Normal Superior de México en 1922, que añadiría un esfuerzo en la profesionalización de los profesores de educación secundaria que se encontraban sin un grado académico lo que demeritaba sus condiciones laborales. Para ello, con un esfuerzo aún más importante se institucionalizó el magisterio, otorgando al profesor el estatus de trabajador del Estado, que, a su vez, conllevo a la fundación de la organización que se encargaría de velar por los intereses de los profesores, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que en sus inicios se aglutinó de organizaciones sindicales lo que desencadeno en disputas, conflictos y arduas negociones para la consolidación de este gremio.

Teniendo como antecedente la fundación de organismos magisteriales el gobierno de Miguel Alemán dio pauta a la promulgación de la ley orgánica de educación en 1942, que tenía como objetivo primordial la unificación de los contenidos curriculares de la educación primaria que se iniciaría con el proyecto de escuela unificada, dando paulatinamente orden al sistema educativo que carecía de uniformidad institucional. En los años posteriores el sindicalismo entró en conflicto con el estado, trayendo graves implicaciones políticas y sociales. Para 1958 el Presidente Adolfo López Mateos inició una campaña para abatir el rezago educativo que se gestó en la década pasada y responder a las demandas sociales en cuanto a enseñanza primaria. Se instituyó el Plan de Once años de la mano de Jaime Torres Bodet, que tenía como ejes principales la expansión de la educación primaria, la profesionalización de los docentes y la creación de la Comisión Nacional de Libros de Texto gratuitos como primera etapa para acelerar el crecimiento del sistema educativo.

Aunque el Plan logró su objetivo, se vio bajo la dura crítica de los sectores políticos y puso en ente dicho la calidad educativa; por una parte se consideraba que el Plan era la consolidación de un monopolio educativo que le restaba libertad a la educación y por otro lado evidenciaba las deficiencias del currículo que se tradujeron en un enfrentamiento ideológico.

Ya durante el sexenio de Luis Echeverría, se inició una reforma educativa de tras fondo que tenía como objetivo la reformulación de los métodos, planes de estudio y libros de texto, cuyo objetivo era impulsar la visión científica, histórica y de convivencia social.

También se destaca la fundación de la Secretaría de Educación Pública en el año 1921, que sustituiría a la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes